A través de la agroforestería, un productor de Madre de Dios logró promover un terreno degradado en un ecosistema productivo y diverso, demostrando que la recuperación del suelo es posible y sostenible. Ahora, su fundo también es un aula viva para la educación ambiental.
La degradación del suelo es una de las principales amenazas para la seguridad alimentaria y la biodiversidad en la Amazonía. Según el Ministerio del Ambiente (MINAM), más de 9 millones de hectáreas en Perú presentan algún grado de degradación debido a la deforestación, la ganadería extensiva y la minería ilegal.
Frente a esta problemática, los sistemas agroforestales han surgido como una alternativa efectiva para restaurar la fertilidad del suelo y para hacerle frente a la deforestación. Estos sistemas combinan cultivos con especies forestales para regenerar los ecosistemas y mejorar la productividad agrícola sin comprometer el equilibrio ambiental.
Un claro ejemplo de esta transformación es el fundo D’Sinaí de William Chipana, ingeniero forestal y productor agroforestal, ubicado en la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional de Tambopata. En menos de una década, Chipana logró convertir un terreno degradado en un espacio fértil y biodiverso, demostrando que la recuperación de suelos es posible con prácticas sostenibles.
Recuperar, alimentar y fortalecer la economía
La chacra de William era un terreno agotado por el pastoreo. «Esta zona era un pastizal sin vida. Veía indicadores de suelos pobres y degradados. Ahora, gracias a la agroforestería, hemos logrado regenerar la fertilidad de la tierra», comenta.
El sistema agroforestal implementado combina más de diez variedades de cacao fino de aroma con diez especies forestales nativas, entre ellas Cedro, Caoba, Tornillo, Shihuahuaco y Pashaco. Esta diversidad de cultivos no solo ha permitido mejorar la calidad del suelo, sino que también ha favorecido a la seguridad alimentaria porque no solo proporciona una fuente de ingresos para las comunidades, sino que también favorece la diversificación de cultivos, lo que ayuda a garantizar una dieta más equilibrada y variada.
«Ahora la tierra tiene vida. Hemos recuperado el suelo con fertilización y enmiendas orgánicas, generando una capa de materia orgánica que nos permite seguir cultivando de manera sostenible», explica Chipana.
Gracias a su modelo de producción sostenible, el fundo D’Sinaí produce cacao orgánico de alta calidad, con el objetivo de fortalecer la cadena productiva cacaotera y fomentar el consumo de chocolates en Madre de Dios.
Un refugio para la biodiversidad
Los beneficios del fundo D’Sinaí van más allá de la producción agrícola. La regeneración del ecosistema viene permitiendo el retorno de especies de fauna silvestre. «Cuando realizamos el monitoreo con cámaras trampa, descubrimos que la fauna ha regresado. Ahora vemos sachavacas, venados y añujes», cuenta Chipana.
Un aula viva para la educación ambiental
El fundo D’Sinaí no solo es un modelo de recuperación de suelos, sino que también se ha convertido en un espacio de aprendizaje para estudiantes, docentes y especialistas en educación ambiental. A través de las actividades en Educación Ambiental, se realizan visitas interpretativas donde Chipana expone sobre la importancia de las especies forestales y el manejo de cultivos de las parcelas agroforestales.
Es así que, especialistas de la Unidad de Gestión Educativa Local Tambopata y docentes de instituciones educativas, de la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional de Tambopata, realizan visitas al fundo para incorporar acciones de sostenibilidad.
La experiencia de éxito de Chipana es una prueba de que la recuperación de suelos degradados es posible, y que, con compromiso y prácticas sostenibles, las tierras áridas pueden transformarse en ecosistemas vibrantes que generan vida, empleo y educación.
Esta iniciativa se promueve en el marco de un Contrato de Administración, entre SERNANP y AIDER, de la Reserva Nacional Tambopata y el Parque Nacional Bahuaja Sonene en Madre de Dios.